jueves, 30 de noviembre de 2017

El Desarrollo Afectivo del niño.


El Apego

El apego es la relación afectiva más íntima, profunda e importante que establecemos los seres humanos. Este apego afectivo se caracteriza por ser una relación que es duradera en el tiempo, suele ser estable, relativamente consistente, y es permanente durante la mayor parte de la vida de una persona.
En la actualidad se considera el apego uno de los aspectos más importante en el desarrollo de los niños, debido a las siguientes razones:
Primero, el apego es una necesidad biológica que todos los seres humanos tenemos (de igual importancia que comer y respirar) esto quiere decir que los niños (y los adultos) necesitan vivir vinculados a otras personas que los cuiden y los quieran.
En segundo lugar, el apego es importante porque es el espacio vital del crecimiento del niño, es decir que la calidad del apego que reciba el niño/a va influir en cómo se comportará y desarrollará en el futuro.
Finalmente, el apego es lo que da al niño un sentido de seguridad, autoestima, confianza, autonomía y efectividad para enfrentar el mundo de acuerdo calidad afectiva que reciba de sus padres.


Fases de apego.

En los seres humanos el vínculo del apego tarda unos meses en aparecer ya que conlleva una compleja mezcla de conductas entre la madre y su adquieren y adquiere una variedad de formas.
o   Fase de Pre apego 0 a 6 primeras semanas.
El niño acepta a cualquier ser humano que le proporcione comodidad.
Reflejos determinados genéticamente que tienen un gran valor para la supervivencia (sonrisa, llanto).
Responde a estímulos de los demás.
Tratan de provocar el contacto físico en muchas ocasiones.
Aparece un conocimiento muy rudimentario hacia la madre. Prefieren la voz de esta a la de cualquier otro adulto a pesar de que todavía no muestran un vínculo de apego propiamente dicho.

o   Fase de formación del apego: 6 a 8 meses.
La ansiedad aparece cuando el niño se le separa de los seres humanos, pero no especialmente en ausencia de la madre.
El niño orienta su conducta y responde a su madre de una manera más clara de cómo lo había hecho hasta entonces. Sigue con la mirada a su madre y le provoca enfado la separación de los humanos no de su madre.

Fase de apego propiamente dicho: 6-8 a 18-24 meses.
Vínculo afectivo muy fuerte con la madre. Enfado y ansiedad cuando esta desaparece.
A los 8 meses puede rechazar el contacto físico con otros. Solo desea los brazos de la madre.
La mayor parte de las acciones de los niños tienen como objetivo atraer la atención de la madre y una mayor presencia de ella.

o   Formación de relaciones reciprocas: 18-24 meses en adelante.
El niño entiende que la ausencia de la madre no es definitiva y logra calmar la ansiedad.
Aparición del lenguaje y de representar mentalmente a la madre, lo que le permite predecir su retorno.
En esta fase a los niños que su madre les explica el porqué de su salida y el tiempo aproximado que va estar ausente suelen llorar menos que los niños que no se les da ninguna explicación.
El final de estas fases supone un vínculo afectivo solido entre ambas partes que no necesita de un contacto físico ni de una búsqueda permanente por parte del niño, ya que este siente la seguridad de que su madre responderá en los momentos en los que la necesita.

Características del Apego.
o   Apego seguro:


Los niños que están vinculados con seguridad generalmente se sienten molestos cuando sus padres se van, y están felices cuando regresan. Cuando están asustados, estos niños buscarán consuelo del padre o cuidador. Los niños con apego seguro aceptan con facilidad el contacto de sus padres. Si bien estos niños pueden ser consolados hasta cierto punto por otras personas en ausencia de un padre o cuidador, claramente prefieren a los padres antes que a los extraños.
Los padres de los niños que muestran un apego seguro tienden a jugar más con sus hijos. Además, estos padres reaccionan más rápidamente a las necesidades de sus hijos y generalmente son más sensibles a sus hijos que los padres de los niños con apego inseguro. Los estudios han demostrado que los niños con apego seguro son más empáticos durante etapas más avanzadas de la niñez. Estos niños también son descritos como menos perturbadores, menos agresivos y más maduros que los niños con estilos de apego ambivalente o evitativo.
A futuro: personalidad segura.
o   Apego Ambivalente:
Los niños con apego ambivalente tienden a ser extremadamente sospechosos de los extraños. Estos niños muestran una angustia considerable cuando están separados de su padre o cuidador, pero no parecen tranquilizarse o consolarse a su vuelta. En algunos casos, el niño puede rechazar pasivamente al padre rechazando su consuelo, o puede mostrar abiertamente una agresión directa hacia este.
A futuro: personalidad preocupada. De adultos son excesivamente autocríticos e inseguros. Son dependientes, y en sus relaciones se muestran continuamente desconfiados y preocupados porque en el fondo sienten que van ser rechazados.
o   Apego Evitativo:

Los niños con estilos de apego evitativo tienden a evitar a los padres y cuidadores. Esta evitación a menudo se vuelve especialmente pronunciada después de un período de ausencia. Estos niños no pueden rechazar la atención de un padre, pero tampoco buscan su comodidad o contacto. Los niños con un apego evitativo no muestran ninguna preferencia entre un padre y un completo extraño.
 A futuro: personalidad rechazante. Los adultos que tuvieron este tipo de apego tienden a ser solitarios porque consideran que las relaciones y las emociones tienen poca importancia. Son excesivamente racionales y reprimen sus sentimientos.
o   Apego Desorganizado:
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Los niños con un estilo de apego desorganizado-inseguro muestran una falta de comportamiento de apego claro. Sus acciones y respuestas a los cuidadores son a menudo una mezcla de comportamientos, incluyendo la evitación o la resistencia. Estos niños parecen mostrar un comportamiento aturdido, a veces parecen confundidos o aprensivos en presencia de un cuidador.
A futuro: personalidad temerosa, evitativa o violenta. Ya que de niños reprimieron sus sentimientos durante incidentes traumáticos, como adultos continúan separados de sí mismos. 

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